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Encontrarle la vuelta.

Cecilia V. García Rizzo. Revista Frontera N° 16. Sección Vida Plena, 06/16. Versión texto y en PDF con imágenes.


Las situaciones ideales no existen y no siempre disponemos de las condiciones necesarias para hacer las cosas a nuestra manera. Si queremos tener una vida socialmente activa es indispensable agudizar el ingenio e idear estrategias.

“Hacía poco tiempo que usaba el scooter eléctrico de manera permanente (antes caminaba con dificultad) y no era muy hábil para manejarme ante determinadas circunstancias. Tenía el casamiento de una amiga, y mientras todas las demás mujeres estaban deliberando qué ropa iban a usar, a mí me preocupa cómo ir al baño. Y para ponerme más nerviosa aún no era una sola celebración sino dos ¡Suerte que estas noticias se saben con anticipación!, porque debía pensar la forma de resolverlo. Obviamente que no me las iba a perder y tampoco tenía en mente irme más temprano”.

Contar con accesibilidad física es clave para el desarrollo y la inclusión social de quienes tenemos discapacidad. Sin lugar a dudas es así y trabajo a favor de ello. Sin embargo, es cierto que las condiciones ideales no existen y las más óptimas tampoco se encuentran en todos lados. Por lo tanto, debemos atrevernos a hacer las cosas de maneras poco ortodoxas, siempre con el apoyo y complicidad de aquellos que nos acompañan.

“En ambos salones de fiesta tenía que permanecer muchas horas y no había un baño accesible. En caso de que hubiera un receptáculo amplio, tampoco podía pasarme sola al inodoro bajo y menos volver después a la silla del scooter. Definitivamente mis amigas no iban a poder levantarme y era peligroso intentarlo si no estaban dadas las condiciones de seguridad. Tenía que pensar cómo hacer pis sentada en mi scooter”.

De por sí hay cuestiones que son más limitantes para unos que para otros, por ejemplo, el ir al baño es más fácil de solucionar para los varones. A las mujeres se nos complica más. Por este motivo, resulta imprescindible alejarse del qué dirán o del ocultar una dificultad por vergüenza y encarar los escenarios que se nos presentan arreglándonos como mejor podamos. Precisamos descubrir cuáles son esos recursos y elementos que nos sirven, sin preocuparnos si son raros o impensados para los demás. También, de la mano de hábitos que nos faciliten esas acciones, como en mi caso usar pollera en vez de pantalones y ropa interior con abrojo o que se estire bien.

Esta búsqueda de solución se convirtió en vox populi: mi familia, amigos, así como mi asistente y mi kinesiólogo estaban ávidos de encontrar una alternativa. Con éste último comencé a probar acercarme al borde de la silla a ver si podría colocarme un papagayo femenino manteniendo el equilibrio. Pero dicho producto, que sé que a otras mujeres les funciona, a mí no me daba resultado. Insistiendo con lo misma idea, compré un orinal que vendían en el exterior y era más anatómico, igualmente a veces se me corría y me mojaba. Además, recurrí a otros tantos elementos que se me ocurrían podían servir al objetivo.


Con el correr de los días, y ya desestimando ese recurso, me dispuse a investigar la opción de los apósitos y pañales, aunque verdaderamente sentía el estigma de usarlo siendo una chica joven. Compré toda la variedad que encontré, de diferentes tamaños y modelos. Ensayé varias posibilidades hasta que hallé una manera práctica que, aunque no responde a su uso habitual, es simple y me sirve.


¡Ahora sí que estaba aliviada! pero aún faltaban detalles. En el primer salón sabía que me iban a dejar usar un baño del personal que es privado y amplio. En la otra fiesta había una batería de baños para mujeres con boxs muy pequeños, por lo que tendríamos que avisar a alguien que controle la entrada general y explique que por un rato no se podría usar.


Semanas antes del casamiento, repasé con mis dos amigas, también invitadas, el plan para poder disfrutar de ambas fiestas y no tener que irme de urgencia, aguantarme más de lo necesario o dejar de tomar líquido”.

Es recomendable conocer los productos disponibles tanto en el mercado nacional como internacional. A veces nos dan ideas y hasta se pueden armar con un poco de maña, sobre todo para probar si nos son útiles, evitar gastos y la acumulación de elementos que luego quedan de florero. También, debemos aprovechar la orientación que nos puedan brindar los profesionales de la salud y visitar blogs o unirnos a grupos donde otros que viven circunstancias similares pueden aconsejarnos y pensar junto con nosotros.

Así es como nace esta nueva sección: para compartir experiencias en cuestiones íntimas, de las que mucho no se habla, pero son sustanciales para el desarrollo de una vida plena y activa.

“Y como tres mosqueteras fuimos a la aventura, con vestidos largos, maquilladas y con el “kit de baño”, como llamé a mi bolsito con todos los elementos necesarios”.



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