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Definiciones y uso de términos que remiten a diseñar para un hábitat inclusivo

 

Accesibilidad. Aunque el término es aplicable a múltiples sentidos, en lo pertinente a la concepción de un hábitat inclusivo, asumimos la Accesibilidad como la característica de los espacios habitados que brindaría la posibilidad de “llevar adelante las actividades de la vida diaria y de relación” “con seguridad y autonomía” al conjunto de las personas, incluidas aquellas con dificultades en su movilidad, o en el acceso a la información, o a la orientación, o a la comprensión o en lo psíquico. (Ley Nacional 24314/94 y su Decreto Reglamentario 914/97).


Personas en situación de discapacidad. Nos referimos a “personas en situación de discapacidad” en lugar de “personas con discapacidad”, porque según la propia Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” (Ley Nacional 26378) -en adelante “Convención“- la discapacidad resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno”. La persona no sería entonces portadora de una discapacidad, sino que ésta se haría presente cuando el entorno físico y social no respondiera a sus necesidades, generándose así situaciones discapacitantes.


Personas con movilidad o comunicación reducida. Si al colectivo de personas en situación de discapacidad le sumamos el de personas mayores, mujeres embarazadas o con niños en brazos o en cochecito, personas obesas o, en general, personas a las que los espacios físicos, los equipamientos y herramientas les ofrecen dificultades, nos estaremos refiriendo a “Personas con movilidad o comunicación reducida”.


¿Cómo lograr accesibilidad, y que, por tanto, la discapacidad no emerja? La diversidad de problemáticas y requerimientos es tal que sería imposible normar las características del hábitat que satisfagan a todos, tanto para nuevas construcciones como para las existentes.


Diseño Universal / Diseño Inclusivo. Existen pautas de Diseño Universal o Diseño para Todos que conforman un común denominador. Pero las necesidades varían de región en región, de población en población y de persona en persona, aun cuando aparentemente sus limitaciones (“deficiencias”, según la Convención) sean similares. Es imprescindible complementar dichas pautas mediante la experiencia de los propios usuarios. Por ello, desde Rumbos preferimos hablar de Diseño Inclusivo. No solo es inclusivo por las características resultantes de los espacios que genera, sino también por la inclusión de los usuarios en el proceso de diseño.


Nuestra legislación (Ley 24314) define algunos conceptos claves:


Visitabilidad. La Visitabilidad “remite a la accesibilidad (...) limitada al Ingreso y uso de los espacios comunes y un local sanitario que permita la vida de relación de las personas con movilidad reducida”. Los espacios comunes en una vivienda serían por ejemplo el estar y el comedor. Sin embargo, se han construido viviendas sociales “¿accesibles?” que cuentan con una habitación y un baño accesibles... pero el estar-comedor se encuentra en otro nivel de la vivienda, escalera por medio, generando una situación de marginación discapacitante. Cuando se trata de edificios de uso público, o de trabajo, estas premisas (ingreso, uso de los espacios comunes y sanitario accesible) posibilitan la concurrencia. La presencia de sanitarios permite una permanencia prolongada imprescindible para trabajar o estudiar, que de otra manera sería imposible... o a un muy alto costo en salud física y psíquica para la persona. Las alternativas que tendría y que durante décadas y aun ahora implementan son: evitar ir al sanitario, obligando a su vejiga a un trabajo nocivo; o usar pañales, sin posibilidad de recambio durante largas horas.


Practicabilidad. La Practicabilidad “remite a la adaptación limitada a condiciones mínimas de los ámbitos básicos para ser utilizados por las personas con movilidad reducida”. Cuando por limitaciones estructurales resulta imposible cumplir con las pautas de diseño inclusivo normadas, se recurre a las soluciones más cercanas posibles a éstas. Por ejemplo, para antiguos ascensores existentes, en el reemplazo de puertas tijera en CABA por otros sistemas se legisló procurar adecuaciones que incrementaran el ancho de paso original. Aunque no se llegara a los 80cm normados, la medida que más se aproximara a ésta colaboraría a brindar cierta accesibilidad con cochecitos de bebés, o usuarios de sillas de ruedas de reducidas dimensiones.


Adaptabilidad. La Adaptabilidad consiste en garantizar desde el diseño mismo de la estructura y sus instalaciones, una potencial accesibilidad en aquellas áreas de las unidades funcionales complementarias a la visitabilidad. En viviendas se trata de áreas tales como cocina, dormitorios y un 2do baño. Este último, por ejemplo, mediante la eliminación del bidet dejando así espacio para la aproximación al inodoro de la silla de ruedas o el escúter, o bien mediante la eliminación de la bañera brindando un espacio de ducha más seguro, y mayor espacio de maniobra.


Ajustes Razonables. Por Ajustes Razonables, la Convención entiende a “las modificaciones y adaptaciones necesarias y adecuadas que no impongan una carga desproporcionada o indebida, cuando se requieran en un caso particular, para garantizar a las personas con discapacidad el goce o ejercicio, en igualdad de condiciones con las demás (...)”. Este principio, si bien toma en cuenta las características y necesidades singulares de cada persona y su derecho a ser satisfechas, condiciona esta última a la relación entre la erogación que implique y los recursos económicos con que cuente el responsable de dicha adecuación. Para algunos casos, entendemos que sería necesaria una política pública compensatoria.


Cadena de Accesibilidad. Si hay un común denominador que arma un hilo entre las múltiples y diversas necesidades, es la Cadena de Accesibilidad. Cada instancia a transitar es un eslabón que, si no funciona, la cadena se corta y hay alguna actividad, intención, deseo, compromiso, que se frustra. Llegar al lugar, ¿cómo se traslada? Ingresar, ¿cómo franquea el ingreso? Llegar al sitio en cuestión, ¿es accesible el itinerario? Ubicarse en el lugar elegido, ¿cómo se aproxima a la mesa o escritorio?, ¿cómo se transfiere a un asiento? ¿Cómo realiza finalmente la actividad? Sus herramientas, ¿le son idóneas?


Valga esta muestra referida a lo físico, para otras necesidades (en lo auditivo, lo visual, la comprensión, etc.) Y valga para las diferentes escalas: lo urbano, lo edilicio, los equipamientos, los utensilios. Es interrogarse, es preguntar a cada persona cómo hace, o cómo haría en el tramo de tiempo del día correspondiente a la actividad en cuestión.

Y construir juntos las soluciones. Escucharlo, ponerse en su lugar y combinar experiencias y saberes.


Arq. Silvia Coriat

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